En el año 2017, las semillas de Let’s English empezaron a germinar en la mente de nuestro fundador, quien ya llevaba casi cinco años inmerso en el mundo de la enseñanza de inglés. Durante ese periodo, se dedicó a impartir clases en diversas escuelas, pero lamentablemente, experimentó una realidad desalentadora: muchas de estas instituciones veían a los estudiantes como simples números en sus registros, perdiendo de vista el objetivo de que el alumno aprenda bien el idioma por el que se encontraba pagando.
La insatisfacción crecía a medida que observaba cómo estas instituciones trataban a los estudiantes, como si fueran piezas de un rompecabezas sin importar sus sueños, aspiraciones o desafíos personales. La chispa de la innovación comenzó a encenderse cuando se dio cuenta de que la educación no debería limitarse a un proceso mecánico y despersonalizado.
Pero eso no fue todo. Al profundizar en las metodologías utilizadas por estas escuelas, nuestro visionario fundador se encontró con un panorama desolador: materiales de estudio obsoletos que no resonaban con las necesidades ni con el ritmo cambiante del mundo actual. Era como si el reloj del progreso se hubiera detenido para ellos.
Ante este escenario, nació la determinación de transformar el juego, ofreciendo algo más allá de una simple enseñanza del inglés. Así, en medio de la frustración y el desencanto provocados por estas escuelas (entre comillas), la semilla de Let’s English fue sembrada. Sin embargo, no fue hasta el año 2020 cuando toda la gestión tomó forma y comenzó sus operaciones. “No se trata solo de tener una idea, sino de planificarla y después ejecutarla siempre teniendo en mente la cercanía al 100% de éxito” comenta nuestro fundador.
Este extenso proceso de gestación dio lugar a una escuela que no solo se dedicaría a enseñar un idioma, sino que también desafiaría los esquemas tradicionales reconociendo y valorando a cada estudiante como el individuo único que es.